
Cuenta una leyenda que en medio del mundo hay una isla, un lugar maravilloso, casi secreto, silencioso y lleno de las grandes maravillas naturales del mundo, donde el hombre no habita pero si que ha pasado algún que otro viajero perdido.
Allí se encuentra un árbol, hay muchos, pero en concreto hay un árbol muy grande, con ramas gruesas llenas de hojas tan verdes como el mar del caribe.
Bajo ese árbol, cuenta la leyenda, cualquier viajero puede descansar al cobijo de las sombras que otorga dicho árbol y que todo aquel que descansa encuentra un momento de paz, unos segundos de gloria y de satisfacción perfecta.
En ninguna otra parte del mundo puedes conseguir tal paz, es imposible. Pero bajo esas ramas, puedes hallar lo que buscas.
Preocupaciones, miedos, engaños, soledad, ira, envidia, guerra, pobreza, lujuria, enfermedades, miedos... todas esas cosas quedan fuera del árbol. Solo tu y el, el y tu.
Cuenta la leyenda que pocas personas han tenido la oportunidad de estar en ese lugar y que la mayoría no han querido regresar nunca a sus vidas, por lo tanto se han convertido en parte del árbol. Dicen que los que se quedan se convierten en esas ramas grandes, fuertes y llenas de hojas tan verdes como el mar del caribe.